miércoles, 14 de noviembre de 2012

Amigo, tenemos que vernos más



Vuelve a salir el sol en mi ciudad. El compás de los cuerpos hacia el desempeño, nos anuncia que ya queda atrás la aurora. Algunas consideraciones vagas me recuerdan lo desdichado que soy, y obligo a dibujar una sonrisa en mi gesto cansino. No es para menos.

Hoy, he vuelto a saber de ti. Alguien dijo que no te iba mal, que habías superado algunos obstáculos. Esos que la vida acostumbra a lanzarnos sin ton ni son. Me descubrí recordando, nostálgico, viéndote entre tantas sombras que pueblan mi memoria. Joven y seguro, mirando con optimismo el horizonte. Me alegró saber que seguías estando, que no eres un simple recuerdo.

En cuanto a los días, inevitablemente se nos caen del calendario. El calor ha dejado paso a las primeras lluvias. El agua no consigue limpiar el chaparrón de despropósitos que estamos viviendo. La clase política, cada vez tiene que ver menos con los que pisamos este mundanal escenario. Se alejan peligrosamente de la realidad, oponiéndose a dejar de bailar al son marcado por los reguladores capitalistas. Ni siquiera ante estas feas nubes que abruman nuestro panorama, los mercados dan un respiro a sus fines lucrativos.
 
Pero la función debe continuar. Nadie dijo que fuera fácil. La precariedad laboral e incertidumbre económica deberían ser tomadas con visión optimista. O no es mejor usar la creatividad, a quedarnos hundidos en un empleo toda una vida, convirtiéndonos en súbditos del trabajo monótono. Acaso no es esta, una inmejorable oportunidad de cambiar nuestro chip; el que obligaba a comprar el último modelo de coche alemán, por alternativas más económicas y respetuosas, como puede ser montar en bicicleta. Para qué plantearnos aspirar por una hipoteca, si en el edén, de nada sirven los bienes materiales. La vida es algo más que el vil metal.

"Levántense y gocen que la vida es corta,...".
Las cosas más bellas no tienen nada que ver con todo esto. En el camino debe estar el resultado. Así que voy a disfrutar de la vereda. No digo que vaya a vivir al margen de la realidad, eso no sería consecuente conmigo mismo. Simplemente observaré y mejoraré lo que esté en mi mano. Soplando en las velas de los sueños que me rodeen. Y dando la importancia que para mí tengan las cosas, no permitiendo que impongan mis prioridades.

 Ante todo, no dejaré que el desconcierto y la tristeza se adueñen de mi destino. Empezaré llamando a mi amigo. Le recordaré los tiempos en los que éramos más jóvenes, y el futuro siempre estaba aplazado. Repetiré que tenemos que vernos más. Y me alegrará saber que sigue ahí. De saber que se supera. De entender que podemos superarnos.

Por todos aquellos que día a día hacen que este mundo sea más bonito.