lunes, 29 de septiembre de 2014

Mientras escucho el viento

Detengo mi aliento, fijo la mirada en la barra
y me pierdo en felicidad.
En la bahía custodio los rayos solares delicados
que se posan sobre la piel de mi casa.

Con calidez acomodo las yemas en tu pelo
despacio, y encuentro razones para jugar
sobre el destino de tus pensamientos.

Arena suave, fina
se escapa entre los dedos
predice sueños náufragos
a orillas del mar.

La sinuosa avenida carga cuerpos;
parejas entrelazadas de la mano,
niños que ríen felices,
jubilados que buscan antídotos.

Un beso es lanzado a bocajarro,
me pierdo en su estela
siguiendo un rastro
que detiene el cegador Lorenzo.

El entorno, perezoso se vuelve azul,
paraíso tropical, meridiano de Greenwich,
algas atropelladas por las aristas de una ola,
aromas a verano eterno.

Poniente, figuras a contraluz,
al vaivén de una templada melodía,
que marcan fisuras del viento
al cruzar el corazón de rocas inmóviles.

Dos afortunados se desean
deteniendo las olas.
Y el océano ruge ahora,
envidia su fortuna.

Mientras, en el trópico de tu cuerpo, me recuesto,
vacío una cerveza y leo a Roberto Bolaños,
deseo dormir pero temo no despertar para el atardecer,
garabateo en las nubes y me olvido de esperar.


Playa de las Canteras.
Estela de avión militar simula un corazón.
Diciembre 2013. La Isla sin Camarón.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Correspondencia entre dos mundos I

Desde Kinshasa (Congo) recibí noticias de Jaime (http://bocanadadeoxigeno.blogspot.com.es/), cooperante y camarada. Entre asuntos varios decidimos establecer un canal en el que charlar de forma discontinuamente habitual sobre conceptos que nos marcan nuestras diferentes situaciones geográficas, puntos de vista y demás chaladuras. Estas improntas verán la luz al unísono en ambos blogs. Un toma y daca sin pretensión, con entusiasmo y abriendo las ventanas a mundos que nos parecen a veces tan diferentes que no apreciamos lo semejantes que somos sus habitantes.

Correspondencia entre dos mundos, de Kinshasa a Las Palmas de GC (I):
Incluso en éstos tiempos, querido amigo, se echa de menos lo que no debiera echarse en falta, y aquel dolor que debiera suplantarse por color y hermosura, reaparece incluso en ésta tierra mojada por las nubes y el anhelo de tantos. Incluso en Kinshasa se escucha el saxofón que tanto gustas de practicar, el mar que rompe en la barra de Las Canteras y los recuerdos del café dónde el poeta Leopoldo María Panero, vecino de tu barrio y loco cuerdo y amado, debió imaginar y recitar entre labios, entre líneas y entre copas, aquello de “El caballo de hierro cruza ahora sin miedo, desiertos abrasados de silencio”. Silencios tengo muchos en este país de gente callada y sin voz, pero me pregunto, te pregunto, ¿Somos tan diferentes en las islas, en tu isla? ¿Sigue sin despertar el sentimiento solidario en la protesta por los derechos sociales y el bienestar común? ¿Sigue saliendo más gente al fútbol que a ponerle la cara roja a un mal gestor? ¿Somos diferentes a un pueblo sin voz ni voto? Un abrazo querido, y mantenme al hilo de la correspondencia entre mundos hermanos. 

Jaime. Kinshasa, septiembre 2014.

Correspondencia entre dos mundos, de Las Palmas de GC a Kinshasa (I):
Recibo tus letras virtuales como si de flores y abrazos se trataran. Alegran noticias de personas que trabajan por encontrar mundos mejores. Inspiran el corazón saber que están ahí. Mientras, aquí todo gira en torno a vidas tranquilas y ciudades cargadas de sueños de grandeza. A veces algún mandamás se pasa demasiado con el paisano y se montan pequeños alborotos sociales. Nunca suficientes como para que bajen la cabeza y tomen caminos ejemplarizantes.

Avergonzado desde mi confortable espacio, hecho una sentida mirada a tu África, acostumbrado como estamos a darle la espalda, de cuando en cuando oigo algo sobre la tierra del paquidermo. Sintonizamos noticias de las que nuestras conciencias y actos son enteramente culpables; hoy es el ébola, ayer el VIH, guerras civiles endémicas, y mañana…

Mañana: no significa nada si relativizo dos mundos tan cercanos y tan diferentes. Tu teclado me fotografió el concepto del fin de la vida en Kinshasa. Por voz de Daniel -médico sin frontera hace unos años en la República Centroafricana-, primo y amigo común, ya supe de esta cotidianeidad obligada de un acto tan tabú en occidente. Supongo que nunca la muerte está tan viva como en África. No hay otra.

Aquí, entre tantos vaivenes, trato de subastar mi cabeza al que mejor dibuje el futuro. A pesar de todo, siempre esperanzado. Espero referéndum por el petróleo y el dictamen sobre la vida de Canarias.
A veces brindo en compañía, y otras paseo en mi negra bici por una ciudad que mira hacia el mar. Al Atlántico que unas millas más atrás del horizonte se adentra en la tierra en la que te encuentras. Intuyo te aclimatas con suavidad al entorno.

Abrazos con coordenadas, amigo. Salud!


PD: El saxo coge mugre.

Quique. Las Palmas
de GC, septiembre 2014.
Como sé que te gusta acompañar la lectura de música, aquí va algo