domingo, 8 de junio de 2014

La voz de Julieta. Capítulo 1º

Crítica política de vocación, mordaz e incansable, Julieta llega a una edad moderada con cierta repercusión mediática en su provincia. Sus columnas de opinión son cada vez más tenidas en cuenta por los diferentes partidos políticos que tratan en vano de manipular su discurso.

Volcada en un trabajo que le roba demasiadas horas de una vida veloz se olvida de los detalles; concentrando su atención en los hechos del entorno por encima del quehacer familiar. Sus hijos crecen sin su permiso. Su hogar es atendido por otros. Sus sueños de juventud se van apagando en cada cana y arruga que rodea su mirada.

Con el invierno, una sacudida la despierta en plena madrugada. Su cuerpo estremecido tiembla y su cabeza hace vanos esfuerzos por recuperar la normalidad. Las siguientes horas son una desgarrada lucha por entender, un combate incomprensible por no abandonar la consciencia y mantener la cordura. Con la luz de la mañana se apagan sus ojos y se olvida del mundo que la ha acompañado las últimas cuatro décadas.

La preocupación crece en su entorno. Los especialistas que estudian el caso no atinan en un pronóstico. La familia desconcertada se sumerge en tristeza aferrándose a las olvidadas veleidades. Las horas dejan paso a los días que lo envuelven todo en un clima extraño de cotidianeidad ficticia.

Siete eternos días después, mientras su marido ve las noticias en la televisión de pago de la clínica, Julieta despierta de la misma manera que se había marchado. Inesperadamente.

Callada y fiel a su papel de observadora del mundo trata de ordenar el puzle de los hechos, pero el volumen de las noticias locales la enredan. Un cambio de rumbo en el gobierno la obligan a, con un esfuerzo excesivo, incorporarse para escuchar mejor. Su marido sorprendido la abraza. Durante algunos minutos el milagro es maravilloso. No se atisban daños secundarios. Hasta que Julieta, con una sonrisa separa los labios y quiere agradecer todo lo que presupone han sufrido por ella. Preguntar por sus hijos. Saber que ha pasado en el contexto social y político...

Coge fuerza nuevamente, pero esta vez desde el estómago y sólo escucha un insignificante graznido. Ni siquiera está segura de haberlo escupido ella. Se concentra y hace una tercera intentona. Nada.

Parece como si la vida le estuviera arrebatando su capacidad de habla, su bien más preciado. Como si se le hubiesen gastado las palabras de tanto usarlas... pudiera ser viniendo de ella.

A las pocas semanas y ya en casa se prepara el desayuno y al coger la cafetera se escucha pronunciar: "café de Colombia". Esperanzada por su mejoría vuelve a intentar disparar sonidos. "Aguacate, torrija, avestruz...". Parecen bien pronunciadas pero no en su contexto.

Extrañamente nunca ha olvidado lo que es cada cosa. Recuerda lo que aprendió pero no sabe ponerle nombre a nada. Las palabras danzan a su antojo en su memoria no siendo capaz de ordenarlas correctamente. 

Desconcertada por la crueldad del destino, la inclasificable aventurera de las letras comienza a crear un lenguaje único. Cuando quiere algo lo señala acompañándolo de lo que sale por su boca. Si quiere un poco de pan, mirándolo puede decir "manifiesto... o garrapata". Cuando alguna vez se aventura a coger el teléfono es capaz de responder con un "bésame la sinergia". Y si lo que quiere es desearle buenas noches a sus hijos; estos ya han comprendido que su traducción es "España va bien".



Fin del primer capítulo


Para que el sol continúe dorando la piel en nuestro afortunado paraíso, por mantener nuestra única tierra limpia y seguir disfrutando sus virtudes naturales. 
NO destrocen nuestras islas jugando con el oro negro, hay cosas que no tienen repuesto.

El Hierro, Tamaduste 2012. La isla sin Camarón.

Atardecer en Faro Pechiguera, Playa Blanca.
Lanzarote 2008. La isla sin Camarón.
Cruz en Sta. Brígida, Gran Canaria 2013.
La isla sin Camarón.
Confital, Gran Canaria 2012. La isla sin Camarón.

Faro Fuencaliente, La Palma 2008. La isla sin Camarón.