martes, 10 de abril de 2012

Las Palmas de Gran Canaria 2012

El café matinal de este domingo ha sido más pausado de lo habitual. Último día de la festiva Semana Santa y ojeando los periódicos una noticia de mi ciudad absorbió mis pensamientos embarcándome en un paseo mental que mezcla recuerdos, lugares, personas y nostalgias.

Desde hace algún tiempo he querido trazar un mapa de imágenes en un papel sobre lo que veo en Las Palmas de GC, pero lo que empieza como una serie de frases con algún sentido termina convirtiéndose en un desorden de palabras sin un propósito común. Quizás lo que me ocurre es que veo con tan buenos ojos la ciudad dónde nací que no soy capaz de centrar mi discurso y este se diluye como el gofio en la leche. Por enésima vez trataré de dibujar algunas líneas sobre la capital de Gran Canaria.


Siempre que evoco a Las Palmas de GC de chico me viene a la memoria la Calle Mayor de Triana. Pasar recorriéndola a voces haciendo machangadas1 con compañeros del colegio. Uniformados, mochilas cargadas y parches en rodillas y codos. En Triana he visto el paso de años como si de un hijo se tratara. Cambios de lustrosos comercios de principio del siglo pasado a tiendas multinacionales. Música y ambiente. Castañas y orquesta sinfónica en navidad. Procesiones y pasión en Semana Santa. Mercadillos, simultáneos de ajedrez, exposiciones de coches, obras artísticas,… y ante la mirada del tiempo el continuo cambio de piel encarnado en los propios adoquines y farolas de esta transitada vía.

Más tarde fui conociendo la majestuosidad de la playa de Las Canteras. Primero acostumbraba a ir con mi madre. Ya fuera por la zona de playa chica para marisquear2 en las rocas o bucear con las gafas y el tubo; de la arena a la rocosa barra natural con margullada3 en el ascensor incluida. Como delante del “Reina Isabel”. En esa zona solía ir con una pelota y se improvisaba algún partido. En la adolescencia nos juntábamos algunos niños y niñas con granos en las zonas de la playa con más testosterona por metro cuadrado. La edad del pavo más que de la inocencia.

En el vetusto Estadio Insular aglutiné gran parte de los sueños que me acompañaron en mi niñez y juventud. Esas tardes de sábado se convertían en mágicas desde el almuerzo. Partía desde la Alameda de Colón en procesión hasta el mismo coliseo amarillo. A medida que te acercabas te encontrabas con el gentío que te impregnaba de los aromas de buen fútbol. De los anhelos de una ciudad en recuperar viejos laureles encarnados en míticos jugadores canarios que dieron lustre a nuestra tierra: Tonono, Guedes, Germán, León o Castellano, escuchaba comentar con socarronería a los más veteranos. En el Bar Viena estaba el epicentro del peregrinaje. Los olores a puros, calamar seco y barón dandy se mezclaban con los sonidos de trompetas y cánticos pasionales antes de entrar a la eterna Grada Naciente.

Con el carnaval conocí la parte de la ciudad más festiva. Los canarios somos gente abierta al vacilón y fácil de encender. Mis primeras mascaritas llegaron a caballo entre las bondades del Ron Arehucas y la música festiva en el Parque Blanco y Santa Catalina.

A todo esto agregaría un puñado de lugares de interés a bote pronto como pueden ser:

La sinuosa Avenida Marítima; balcón al Océano Atlántico de nuestra ciudad. Larga, soleada, deportiva, que inicia su andadura en la playa de La Laja. En sus múltiples paradas encontramos el Muelle Deportivo o la Playa de Las Alcaravaneras y finaliza en el Puerto de la Luz; importante enclave comercial entre Europa, África y América.

Vegueta; colonial e imagen del legado cultural del paso de civilizaciones. Calles empedradas y museos. Fogones y copas. Cañas y tapas. La catedral, Plaza Santa Ana y sus perros bardinos, Plaza de Santo Domingo, Espíritu Santo y un sin fin de mágicos rincones.
Calle Peregrina. LPGC 2010

Águila en Calle Mayor de Triana. LPGC 2010

San Cristóbal; barrio pesquero de sal y vida. La puntilla o el Auditorio Alfredo Kraus, idílicos principio y fin de la mencionada playa de Las Canteras. Parque de San Telmo y sus kioscos modernista y gótico. O el remozado Parque Doramas en dónde encontramos el Pueblo Canario. Es este un lugar de innumerables recuerdos de niñez. Muchas generaciones estuvimos dando de comer a las tortugas que allí se encontraban o jugando al fútbol en la canela tierra del parque.

Catedral basílica de Canarias. LPGC 2010

Se que aún me faltan muchos rincones por pintar de Las Palmas de GC, lugares que llenar de imágenes y recuerdos. Esperaré a que ellos dejen sus huellas en mi memoria para convertirlos en parte de mí. Será ahí cuando la primavera deje paso al otoño y los viejos nos sentemos al atardecer en la rubia arena de Las Canteras. Escucharemos nuestros lamentos y me dedicaré a salpicar de ensoñaciones pasadas los oídos del que me quiera escuchar acerca del mágico idilio entre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y un servidor.

1 Machangadas: Tonterías.
2 Marisquear: Acción de coger lapas, burgados, mejillónes, cangrejos, erizos o pulpos.
3 Margullar: Bucear.

5 comentarios:

  1. Preciosisisimoooo!!!!. Me he sentido como tú de nostálgica.
    Ké duro se hace el paso de los años,eh?

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  2. Dan ganas de ser de esta ciudad!!(siempre negaré que he dicho esto)muy bonito, "la isla" se ve q has tenido una infancia- adolescencia muy feliz. Sigue escribiendo.

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  3. El Lolo de la boina11 de abril de 2012, 9:44

    Muy lindo, primo. Confirmo que cuando llegaste a la laguna, imberbe, ya traías mucho vivido y bebido en la mochila, de tus días y noches en la capitá.
    A seguir escribiendo, que da gusto leerte.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Jeje, puede ser que que tuviera algo de recorrido pero aún sigue destilando mi hígado. Sigamos escribiendo nuestra historia ¿no?. A veces las arrugas tienen que ser vistas como alegría vividas. Como dijo Neruda en sus memorias es una clara señal de "confesar que hemos vividos". Besos a los tres.

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