viernes, 23 de octubre de 2015

Camino al sur


En mi huida no pesaron porqués, sobró egoísmo. Camino al sur sopesé el peso de tus caricias, igualé el tacto de tu piel a los rugidos de las olas. Silenciando mí conciencia huía de mí y del miedo que da ser feliz.

Poco a poco la ciudad se volvió invisible en el retrovisor. La canción del olvido se repetía en mis sueños, aquella en la que se rebosan las albercas de tristeza. En las que uno se queda solo cuando llega el día en el que no recuerda los motivos.

Miedo, evito el dolor por miedo. Miedo a tener que arrancarme esos clavos que clandestinamente permití que hospedaran mi ser. Clavos que llegaban en dulces oleadas de sexo, horneados con susurros y cariño, musicados en risas contagiosas.

Ahora, vieja amiga, con los pies en la orilla olvido tu nombre, pero recuerdo aquello de que el miedo es mi carcelero. El miedo sigue siendo mi luna. El miedo es saber que te he perdido. El miedo es mi fin.

"Siguan leyendo mis hijos, no me sean infieles". Sevilla. Septiembre 2015 (foto hecha con el móvil) La isla sin Camarón.