Vuelve
a salir el sol en mi ciudad. El compás de los cuerpos hacia el desempeño, nos
anuncia que ya queda atrás la aurora. Algunas consideraciones vagas me
recuerdan lo desdichado que soy, y obligo a dibujar una sonrisa en mi gesto
cansino. No es para menos.
Hoy,
he vuelto a saber de ti. Alguien dijo que no te iba mal, que habías superado
algunos obstáculos. Esos que la vida acostumbra a lanzarnos sin ton ni son. Me
descubrí recordando, nostálgico, viéndote entre tantas sombras que pueblan mi
memoria. Joven y seguro, mirando con optimismo el horizonte. Me alegró saber
que seguías estando, que no eres un simple recuerdo.
En
cuanto a los días, inevitablemente se nos caen del calendario. El calor ha
dejado paso a las primeras lluvias. El agua no consigue limpiar el chaparrón de
despropósitos que estamos viviendo. La clase política, cada vez tiene que ver
menos con los que pisamos este mundanal escenario. Se alejan peligrosamente de
la realidad, oponiéndose a dejar de bailar al son marcado por los reguladores
capitalistas. Ni siquiera ante estas feas nubes que abruman nuestro panorama,
los mercados dan un respiro a sus fines lucrativos.
Pero
la función debe continuar. Nadie dijo que fuera fácil. La precariedad laboral e
incertidumbre económica deberían ser tomadas con visión optimista. O no es
mejor usar la creatividad, a quedarnos hundidos en un empleo toda una vida,
convirtiéndonos en súbditos del trabajo monótono. Acaso no es esta, una inmejorable
oportunidad de cambiar nuestro chip; el que obligaba a comprar el último modelo
de coche alemán, por alternativas más económicas y respetuosas, como puede ser montar
en bicicleta. Para qué plantearnos aspirar por una hipoteca, si en el edén, de
nada sirven los bienes materiales. La vida es algo más que el vil metal.
"Levántense y gocen que la vida es corta,...". |
Las
cosas más bellas no tienen nada que ver con todo esto. En el camino debe estar
el resultado. Así que voy a disfrutar de la vereda. No digo que vaya a vivir al
margen de la realidad, eso no sería consecuente conmigo mismo. Simplemente observaré
y mejoraré lo que esté en mi mano. Soplando en las velas de los sueños que me
rodeen. Y dando la importancia que para mí tengan las cosas, no permitiendo que
impongan mis prioridades.
Ante
todo, no dejaré que el desconcierto y la tristeza se adueñen de mi destino. Empezaré
llamando a mi amigo. Le recordaré los tiempos en los que éramos más jóvenes, y el
futuro siempre estaba aplazado. Repetiré que tenemos que vernos más. Y me
alegrará saber que sigue ahí. De saber que se supera. De entender que podemos
superarnos.
Por todos aquellos que día a día
hacen que este mundo sea más bonito.