domingo, 19 de octubre de 2014

Cuba. Reflexiones desde un avión que cruza el charco 3 (y fin)


3.      Conexión Canario-Cubana.
     
Músicos callejeros. Trinidad 2012. La Isla sin Camarón.

Dos años después, he decidido finalizar con la trilogía reflexiva sobre Cuba (Reflexiones desde un avión que cruza el charco 1 y Reflexiones desde un avión que cruza el charco 2) que desencadenaron mi periplo por la Isla. Delirios y pensamientos que me sacudieron el tiesto mientras cruzaba el Océano Atlántico de regreso y garabateaba en bolsas de vómito, a falta de otro papel en el que escribir. Así es como, sumando a estos desordenados apuntes algo de escasa memoria, finalizo este cuento de un lugar que da para hablar hasta aburrir y del que también inspiró un relato (La noche en la que casi conocí un héroe.) entre otras consideraciones/contradicciones...




Sentado en la idílica “Casa de la Música” de la ciudad de Trinidad, el trovador local entona una antigua melodía que me resulta francamente cercana. Un inmejorable entorno hace las delicias de los asistentes, y algo me alerta de que a miles de kilómetros de mi hogar, nunca me sentí tan cerca como en ese instante. El clima es cálido y se suceden esporádicas tormentas tropicales de lluvia fina que mojan pero no enfrían los cálidos cuerpos. El ron, el trago más común en el buche de casi la totalidad de los comensales, se ve sorprendido por un par de cervezas nacionales; Cristal o Bucanero (como casi siempre en este país, no hay más opciones). La canción que se escucha no es otra que “El cuarto de Tula”, clásica en las parrandas que se precien de mi macaronésica tierra patria. A esta, le suceden una legión de temas familiares a mis oídos que me encogen el alma y aceleran mis sentidos: Yolanda; Quizás, quizás, quizás; o Comandante Ché Guevara de Carlos Puebla.

Cienfuegos 2012. La Isla sin Camarón.
En Cienfuegos, la trova que pone en pié al respetable se hace llamar “Los Naranjos”. Previo a su actuación tuve la oportunidad de conocer al vocalista. Al saber de nuestra procedencia canaria, apresuró a sentarse con nosotros y departir con paciencia sobre su estancia, por un periodo de seis meses, en el sur de la redonda Gran Canaria tocando con un grupo de camaradas cubanos. Se deshizo en elogios acerca de la hospitalidad canaria, su tierra, y la singular semejanza de afrontar la vida. Recíprocamente, el también sintió Canarias como su casa, una prolongación suya.

Estas, y otras muchas experiencias vividas en Trinidad y Cienfuegos, tuvieron sucesos semejantes en Santa Clara, Cayo Santa María, Viñales y como colofón en la colonial ciudad de La Habana. Las muestras de cariño, esporádicas en otras circunstancias, se tornaron en habituales y sentidas. El canario y el cubano están algo más que hermanados.
Bocadillos de pata de puerco.
Santa Clara 2012. La Isla sin Camarón.
En los límites de la vieja Habana se encuentra la Casa de Canarias en Cuba, visita obligada de un canario que desembarque en la capital.  Como no podía ser de otra manera, entré en el inmueble encontrando sofoco al asfixiante calor húmedo y, ante todo, con la clara intención de conocer al canario que se encuentra al frente, Don Carmelo González. Por medio de vínculos afectivos de un familiar cercano tuve la fortuna de sentarme junto este canario/cubano y de que me dedicara algunas horas de su tiempo. Charlamos sosegados sobre la influencia canaria en la sociedad cubana. Destacó figuras canarias que emigraron a la isla para escribir importantes páginas en la historia. Como es el caso de Don José Martí, héroe nacional por la lucha de la independencia cubana, y vástago de la tinerfeña Leonor Pérez Cabrera (que da nombre a este hogar canario-cubano).


Mojito y Daikirí vegetal en la Casa de Canarias en Cuba.
La Habana 2012. La Isla sin Camarón.

La conversación, improvisada, comenzó con un amplio paseo por las instalaciones y con un D. Carmelo que narraba las idas y venidas de cientos de canarios, el compromiso de estos con la tierra y su influencia en la economía. Ciertamente, en su mayoría se convirtieron en mano de obra barata para campos de cultivo (de azúcar y tabaco principalmente) colaborando en una expansión y riqueza sin precedentes.

La visita, intencionada o no, desembocó en el bar de cócteles dónde esperaba Pavel, maestro barman que se dispuso a preparar virtuosamente una muestra de diversas mezclas que aclimataron el ambiente. Mojitos, daikirí, daikirí vegetal, piña colada... fueron algunas de las delicias que saboreamos.


Bajo el incomparable clima que crea una barra de bar y luz tenue, se sucedieron inevitablemente anécdotas acerca de insignes políticos canarios que sólo desvelaría ante una cerveza, confidencias, relatos de una vida entre dos continentes, o simplemente nostalgias de quien es feliz donde pace pero suspira por la alegría de una niñez entre gofio y plataneras.


Cuba-músicos Vídeo grabado en Cienfuegos, Santa Clara y Trinidad. La isla sin Camarón 2012.

Y es que no es necesario cruzar el Atlántico para comprobar como en ambos pueblos mantenemos una mirada similar. La cultura, la música, costumbres, tradiciones... el acervo cultural en definitiva, van a menudo de la mano. Las raíces del folclore, el carácter o el lenguaje. Incluso se confunde nuestra manera de hablar (curioso escuchar palabras como papas o guagua) que en ocasiones parece que estemos más cerca al cubano que al resto de España.

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