viernes, 25 de marzo de 2016

Mis héroes en cuaresma


Hace algunos días me detuve a contemplar con interés a una de esas personas que despiertan en mi una fascinación especial (de la que por ahora omitiré su nombre ya que prefiero imaginar que es una más de otros seres excepcionales).

Estos hombres y mujeres que considero esenciales viven entre nosotros aparentando normalidad. Incluso pueden estar a tu lado en la cola de la pescadería y que no reparemos en el brillo que su alma, de manera natural, desprende.

Hace algunos meses (en un momento retomaré mi diatriba inicial pero considero que esto que voy a contar es importante para entender porque escribo hoy estas palabras) bajo un impulso excesivo de optimismo, comencé un texto que acabó en la papelera y el olvido cuando, temeroso, me percaté que me estaba acercando a Paulo Coelho y el olor a quemado me puso los pies en la Tierra.

De cualquier manera, de aquel texto entusiasta y excitado puedo extraer dos párrafos que recuerdo con claridad y que hoy ayudarán a clarificar lo que, con dificultad, trato de explicar:

- "…¿Y qué hacemos con los soñadores, maestro? Hagamos que sufran, hasta que olviden que hay un mundo mejor…" Si, lo sé, descontextualizado parece sacado de la mismísima biblia…

O este otro párrafo que memoricé sin saber aún con que motivo:

- "…y esos ilustres seres, que bajo cataratas continuas de quiméricos proyectos avanzan; lográndolos o abandonándolos a partes iguales, por falta de personas desinteresadas que naden en su misma dirección…"

Y así es cómo hoy, bajo el sol tenue de la semana santa, se despertaron las ganas de valorar este brillo nuevamente. Yo, que afortunadamente nací de una de estas personas irrepetibles, que cada nuevo día aprendo observando con fervor a los que dejan a un lado los límites racionales, y olvidando a los que no sueñan viven en el imposible… que me puso enfrente a una segunda madre en Tenerife -que ve colores en dónde los tonos se vuelven grisáceos-, y que cada nuevo día descubro seres irrepetibles en cada dirección; cómo pudimos aplaudir la pasada semana en los honores y distinciones otorgados por el Cabildo de Gran Canaria2016. Entregados a un puñado de personas ejemplarizantes como Koldobike o González Vieitez, empeñados en vivir mejorando colectivamente distintos aspectos de nuestra sociedad.

Todos podemos encontrarlos en nuestro entorno, incluso, como decía, en la cola de la pescadería… héroes anónimos que no suelen pelear por salir en una foto, sino por mejorar ese espacio en el que nadie repara… No sería justo enumerarlos, son legiones y como digo, sus sueños no buscan palmadas en la espalda.


Pero no me perdonaría finalizar obviando a quién, durante décadas, alimenta terapéuticamente mis ansias para que cada gesto mío repercuta en el bienestar de los demás. Entregado en cuerpo y alma, el sacerdote Esteban Velázquez lleva una vida dedicándose a los que no son prioritarios, a personas olvidadas que no son portada. Con fuerte vínculo a mi familia, es y será una de estas personas que caminan firmes empujando "causas de menor importancia". 

Una de esas múltiples personas que nos regalan sonrisas, salud, bienestar o justicia; y consiguen con sus sueños que este mundo sea mejor. Para que todos tengamos la felicidad que nos merecemos.



Costa da morte - febrero 2016
La isla sin Camarón


Para Dani, empeñado en lograr el equilibrio

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