viernes, 19 de diciembre de 2014

Una noche sin ti

La noche no difería de cualquier otra. Sólo mi ánimo la pintaba optimista.

Nos encontramos como habitualmente. Sin darnos pistas fueron cayendo aleatoriamente algunos habituales. Otros, secundarios de corta memoria, simplemente no cuajaban.

En la entrada, desfasados cirróticos desafían el frío por unas míseras caladas de yerba. Deben de llevar meses inmóviles.  Al cambiar el sentido de la brisa llenan el bar de su inconfundible fragancia. Creí reconocer entre ellos a Jesucristo (así es como se me presentó) y al tipo al que una vez vi sacar amenazante un cuchillo de los pantalones dentro del bar. Ya no hay respeto por nada.

En la pared banderas de la Unión Deportiva, bufandas, insípido nacionalismo y arados canarios. Mobiliario amortizado hace décadas y algo de serrín en dónde la barra muere.

Las mesas apelotonadas acumulan botellines vacíos y conversaciones inacabadas. La arista más ruidosa de la mesa que comparto oculta alguien que pretender subastar cariño.

Tu ausencia dispara mi capacidad de consumo. Algunas cervezas después, me olvido de ti.

Cada viaje al sótano a mear encuentro algo de aire. Dibujo corazones en el fondo de la taza, silbo algo de Burning y medito acerca de si aún te tengo a tiro. Me detengo a leer las pintadas de la puerta

Bebo y río. Abrazo palabras e insultos. Fijo la mirada en el espejo frente a mí y descubro al dueño tras la barra, discutiendo y harto de la vida.

El aroma a petricolor lagunero cubre mis pasos en el zigzag involuntario a casa. Pesco un último cigarrillo en el bolsillo descubriendo en la primera calada que esta partido…. mejor, este es que crearía problemas de impotencia…

Abro el portal creyéndome silencioso y encuentro de frente a un borroso Monchito, ínclito portero de edificio, junto a su bigote de brocha gorda. Entre suspiros sacude un esputo."Ya es tarde para morir joven", me parece escuchar mientras me alejo.


Cierro la puerta, me acuesto vestido con la luz de la mañana sacudiendo ya las sábanas. Me dejo llevar por el vaivén de mis pensamientos…"los economistas están aterrados". Mis ronquidos toman una cadencia fúnebre y por fin desaparezco. 



4 comentarios:

  1. muy bueno Los BURNING FOREVER!!!

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  2. Me suena eso del serrín...cuantas borracheras!!

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    1. Si. Es posible que tenga algo de hechos reales... más cómodo se encuentra uno cuando pisa lugares ya conocidos ;-)

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