viernes, 28 de enero de 2011

El viejo

El viejo cerró el libro y se quedó mirando el techo. No recordaba cuanto había pasado desde la última vez que se detuvo a contemplarlo. Demasiado tiempo seguro. Años, quizá décadas.
El color blanco con el que se pintó en su día se había ido. En su lugar un extraño color semejante al tan exitoso “blanco huevo” mezclado al “amarillo nicotina”.
Recordó la ilusión con que habían pintado esa habitación su señora y él. Pero ella había marchado, falleció. Y él ya solo era un viejo.
Por más que lo intentara no era capaz de imaginar aquella sensación que tanto le hizo sentir ella. Lo felices que fueron.
Pero eso casi fue en otra vida. La observada desde fuera como si estuviese viendo a otras personas o algún libro que hubiera leído.

Al bajar la mirada desde el techo se dio cuenta que toda la habitación era vieja. Plagada de tristeza. Alzó sus brazos y abrió el libro por la página 47 tratando de vivir en sus hojas.
Esta vida ya no era su historia.

3 comentarios:

  1. Muy bueno, pero si suprimes la palabra "falleció" y lo dejas abierto a la imaginación, el relato vuela. ¿Que pasó con su mujer? se largó con un funcionario?
    Maninidra

    ResponderEliminar
  2. Que bueno quique!! Para cuando tu primera novela?
    Pero se largó con un funcionario!como la Duquesa de Alba? jeje.

    Felicidades, porque mira que es dificil, superarse, pero tu siempre lo consigues.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, es cierto que esa vieja historia debió concebirse, como buena que se precie, con frentes abiertos. Pero tengo el inconsciente tropiezo de cerrar demasiado las historias. A ver si corrijo el rumbo y dejo un hueco al lector. Y poniéndonos a no faltar a la realidad también debería decir que si se fue con un funcionario pensando que le iria mejor, no sabía que le iban a bajar el sueldo por decreto. Y que ya no le daba para ser felíz.Etc... Muchas gracias Maninidra y cómo no Canalejas o celia Cruz...

    ResponderEliminar